Marina Bernal, Del Cerro del Águila al faro de Chipiona
La Gran Sevilla. Paradigma de la explosión demográfica que cada verano
los sevillanos realizan en Chipiona, Marina Bernal pregona hoy el
festival del Moscatel.
Ayer sacó una copia en la impresora del pregón que esta noche dará en la plaza de Andalucía de Chipiona. En 39 ediciones del festival del
Moscatel, es la primera vez que tal encomienda recae en una mujer.
Marina Bernal es una sevillana del Cerro del Águila que ayer, mientras
la impresora hacía su trabajo, veía el Coto de Doñana y ese paisanaje de la Baja Andalucía que Juan Ramón Jiménez retrató cuando en 1925 se quedó atónito tras leer Marinero en tierra: los carabineros del castillo de Santa Catalina, el guarda del castillo de Rota, el hermano enfermero del colegio del Puerto -San Luis Gonzaga, donde estudiaron Juan Ramón y el propio Alberti, también Villalón y Muñoz Seca-, el viejo de la abandonada plaza de toros y el maquinista del «trenito» del Puerto a
Sanlúcar.
Marina Bernal añadirá a ese elenco el vigía del faro de Chipiona, el más
alto de España, el tercero de Europa, testigo de la mayor explosión
demográfica que se produce en el verano patrio. Los veinte mil habitantes censados en el municipio se multiplican por más de diez en
verano. La Sevilla sin sevillanos de Antonio Machado es una Chipiona
inducida. La propia calle Isaac Peral, la más céntrica y comercial del municipio, es denominada por estos pacíficos invasores calle Sierpes.
Llega el verano y la palabra Chipiona se convierte en referente del
léxico sevillano. La analogía de Alberti y Juan Ramón es introito de la
pregonera en estos dominios de Rocío Jurado y Escipión el Africano. La
recuerdo juvenil, casi niña, entrevistando a un Rafael Alberti recién casado -otro paralelismo juanramoniano sin Zenobia- con la profesora
María Asunción Mateo. El encuentro con el poeta se produjo en el Club
Náutico de Chipiona. Allí el veraneo es un arte; refugio de José Mercé y
José de la Tomasa, de Caballero Bonald, que también pregono el festival
que hoy exaltara Marina, y la pintora Carmen Laffón.
La pregonera que rompe una lanza sin cuotas ni alícuotas se ha doctorado en moscateles regando su pregón con datos de las tres bodegas que existen en Chipiona, Cesar Florido (penúltimo pregonero), Cooperativa Católica-Agrícola y José Mellado Martin.
La reportera ha enviado botellas de moscatel a Minnesota y a Filipinas, vinos cuyos nombres, Playa de Regla Soleras de la Abuela, son tan largos como el titulo de la novela de Stieg Larsson.
El poeta Joaquín Márquez, el actor Juan Echanove y el periodista Juan
José Téllez (flamante premio de poesía de Unicaja: para que digan que los bancos son prosaicos) también han pregonado el moscatel de
Chipiona. Marina se sube hoy a su faro, paradigma de la buena periodista.
Hay en España una serie de periódicos que tienen en su cabecera esa
luz de las galernas. El Faro de Ceuta, El Faro de Cartagena, El Faro de
Vigo que dirigió Cunqueiro o el Faro de Chipiona , periódico digital que
hace Marina, marinera en tierra.
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