Pequeñas reflexiones sobre Goya

Pequeñas reflexiones sobre Goya

El infinito, inabarcable y sobrehumano GOYA, daría para muchos estudios en profundidad y no para estos breves comentarios, que lo único que pretenden es contagiar la admiración por el Gran Maestro Universal que fue en vida y sigue siendo hoy. Lo fue, porque era un personaje relevante que no pasaba desapercibido en la Corte, porque además de pintar, era testigo de demasiadas intrigas (la del amante de la reina, las conspiraciones de los seguidores del hijo de esta, las manipulaciones de los “cortesanos”, la burocracia de Palacio, los medros de nobles por el Poder político, económico, llevar las riendas de un gran país que aún no estaba constituido como tal o al menos dividido en provincias y regiones), y por otra parte era invitado a las casas de sus clientes relacionados todos ellos con este y otros círculos que conformaban las altas esferas, frecuentando su amistad e intereses comunes. Él de triunfar retratándolos, ellos, de hacerlo gracias a sus retratos por GOYA, porque sabían de sobra que sólo de ese modo serían recordados y pasarían a la posteridad, como así ha sido. Un retrato de GOYA invita inmediatamente a querer saber quién era el o la retratada, mucho major que cualquier biografía porque en ellos estaba todo: su ropaje y mobiliario como condición de estatus, los fondos donde podía incluir símbolos parlantes, mapas, escudos, cortinajes, jardines,…uniformes del Ejército, miriñiaques, abanicos, encajes y hasta las razas de los perros que poseían.
“Simplemente” considerarlo en la Corte, ya daría de por sí mucha investigación a la que habría que acceder yendo a los Archivos de Patrimonio Nacional, a los de los Museos y coleccionistas internacionales, y a los de particulares como los de los duques de Osuna y tantos otros, si es que todavía conservaran documentos de la mano de GOYA, intercambiados entre ellos a lo largo de sus vidas.
“GOYA y las mujeres”, constituiría otro de los grandes capítulos de estudio, fueran estas de la alta sociedad, a las que retrató o no, fueran estas de extractos sociales medios o bajos, fuesen estas ilustradas y cultas, o por otra parte analfabetas, campesinas, vendedoras callejeras, prostitutas, etc. con las que podía –o no- mantener relaciones íntimas.
“GOYA y sus amigos” requeriría de otro gran volumen pues cultivó este tesoro como una flor de invernadero con una fidelidad y lealtad inquebrantables, llegando hasta exiliarse junto a alguno de ellos.
“GOYA en la intimidad de su estudio”, eso sí que sería interesante conocer de cerca.
“GOYA y sus enfermedades” morales incluso, su dolor por España y sus gobiernos dogmáticos, absolutistas, inquisitoriales, o todas las que padeció a lo largo de su fecunda, intensa e inmensa vida.
Pocos datos biográficos ciertamente han llegado hasta nosotros. Desconozco porqué ocurrió esto y ya en vida del propio autor posiblemente no ordenaba su archivo, y ya que no escribió nunca sus “Diarios” ni sus “Memorias” como era lo que se hacía habitualmente (en determinadas culturas como la francesa e inglesa por entonces), ¿cómo es que no tuvo nunca de cerca un biógrafo?, ¿nadie le acompañó porque en el fondo era un gran solitario al que de vez en cuando le gustaba darse un baño de multitudes, compartir lo popular después de tanto fasto aristocrático?, o ¿fue esa inquina española, tan envidiosa, la que pretendió borrar si no sus obras, sí sus pasos una vez se marchó de España y cuando todavía era posible conservar sus huellas?, ¿lo hizo él mismo porque no quería dejar rastro?, aunque esto no lo creo. ¿Lo hizo su único hijo sobreviviente, el que nada más fallecer su progenitor, dilapidó, malvendió, destruyó sus enseres, casas, su memoria?, ¿se perdieron en Burdeos?,¿los quemó LEOCADIA WEISS, su última compañera?, aunque tampoco lo creo. ¿Lo hizo alguno de sus rivales o incluso amigos porque no querían comprometer su fama póstuma, enturbiar algún aspecto por así decirlo, inconveniente?, ¿o fue simplemente pasto de la desidia? Y el olvido de todos.
Tampoco quiero decir con esto que lo normal sea el que se conserven de sus coetáneos –no digamos de anteriores y posteriores- mucha documentación. Tampoco la hay de CERVANTES, LOPE,…, pero sí quedan cartas, protocolos notariales, recuerdos indirectos a través de las personas que conoció en sus viajes, y puede que los archivos privados y públicos que aún no estén catalogados, clasificados nos reserven muchas sorpresas.
El cine, el arte, la literatura, la poesía, la música, el teatro, la danza, …han dedicado muchas horas a resaltar las diferentes facetas del Maestro, llegando a adjetivar incluso su apellido con la definición de goyesco. Pero todo eso no me sirve ahora porque busco al hombre y no al pintor. Lo busco en las tabernas y burdeles, en las fiestas, capeas en el campo, en los espectáculos colectivos a los que asistió ¿tomando apuntes?, impregnando sus retinas de rostros, cuerpos, colores, movimiento, …¿Acaso su “Romería de S. ISIDRO” no es sino una foto fija, un fotograma dentro de ese enorme film que fueron todos los lienzos, apuntes y dibujos previos que le dedicó? GOYA se detiene, aparta de la fiesta, del jolgorio de la multitud, las familias, los amigos, las mujeres. Es evidente que no se llevó una paleta, pigmentos, aceites, disolventes, ni pinceles y se colocó en un lugar estratégico desde donde dominar toda la panorámica, dejándonos por otra parte una de las mejores vistas de Madrid.
Es este hombre alegre, festero, feliz, es al que quiero ver hoy, y aunque de hecho comenzó su sordera y sus problemas mentales y neurológicos, yendo a una juerga en Triana, al otro lado del río de Sevilla, ciudad a la que fue entre otras cosas para pintar a las patronas santas JUSTA y RUFINA. ¿Lo hizo también para asistir a una corrida, una capea, un tentadero?, ¿lo hizo a una ciudad que entonces era algo así como Las Vegas, el Patio de Monipodio que nunca duerme?
Lo que tengo claro es que no dejó que la vida pasara frente a él, sino se implicó, tomó partido y lo hizo ¿cómo doble agente entre españoles y franceses?, ¿ejerció labores de espionaje o diplomáticas para CARLOS IV, GODOY, o por su cuenta?, ¿cómo es que pudo zafarse de ser condenado por su connivencia con militares y dignatarios franceses?, ¿cómo no fue ajusticiado por FERNANDO VII, ni por el Tribunal del Santo Oficio?, por denunciar plásticamente representando –y coetáneamente- a los muertos de la Guerra de la Independencia, por exponer al mundo las víctimas de la tortura.
Afortunadamente se marchó a tiempo. Puede que sea esa una de las explicaciones de por qué es tan difícil encontrar su vida. De todas formas, su vida está en todas y cada una de sus obras, como las vidas de sus retratados, son la mejor biografía de los mismos.
TERESA LAFITA

Leave a reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.