Crónica del libro Superviviente Pantoja en El Español
Jesús Carmona.
Isabel Pantoja, también superviviente en su primera biografía: dura infancia, muertes y cárcel
Bajo el título ‘Superviviente Pantoja’, se descubre a la artista, pero, sobre todo, a la hija, a la madre y a la mujer. Los aspectos más desconocidos de la más conocida.
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Justo cuando se cumple el 50 aniversario de su carrera como cantante, y en uno de sus mejores momentos profesionales tras su fichaje estrella con Mediaset, ve la luz la primera biografía de Isabel Pantoja (63 años), Superviviente Pantoja. Un título que viene a la perfección tras su lucha, cual náufraga, en el reality Supervivientes. Se trata de una recopilación de imágenes inéditas de la vida de la cantante. Desde su niñez en el barrio de El Tardón hasta su última actuación en Sevilla en 2017. Incluso, fotografías junto a sus hijos antes de partir a Honduras.
El libro no lo dice, pero ese viaje fue su tercer ‘nacimiento’. Se fue una Isabel y regresó otra. La Superviviente Pantoja. La dedicatoria del libro es una declaración de intenciones: «A doña Ana Martín (88), sin la que no hubiéramos podido disfrutar de la grandeza artística de Isabel Pantoja». Se trata de un viaje en forma de libro por la vida de Isabel, de Maribel, de la Pantoja. Alguien que ha sabido sobreponerse a los duros golpes de la vida. Desde la temprana pérdida de su padre al fallecimiento de su marido con solo 28 años.
Apunta el libro que parece el guion de una película de postguerra. Isabel son muchas cosas: discos, actuaciones, amor por su familia, devoción rociera, amistades célebres. -ahí, la Duquesa de Alba, Carmen Sevilla (89), Paquita Rico, Julio Iglesias (76), Los Morancos, Jesús Quintero (79), entre otros-. Porque sí, todavía hay aspectos que se desconocen de la Pantoja más conocida, como que fue telonera de Julio Iglesias en sus inicios o que lo dejó todo cuando su padre cayó enfermo. Nacida en Triana y con ascendencia gaditana no le podía faltar el sentido del humor.
Puede que pocos conozcan que en ese barrio de El Tardón, Isabel compartió calle con artistas como los hermanos Jorge (59) y César Cadaval (55). «No creemos que haya un lugar en el mundo que haya reunido a mayor número de grandes artistas en una misma calle», reza el libro. Era la época de las puertas abiertas; los niños en la calle. Aunque Isabel jugó poco; tuvo poco de niña: había que ensayar y ser la mejor. Su madre y guía, Ana Martín, empezó a ver el arte de su hija y la instruyó, siempre en la sombra. Detalla el libro que su segundo nacimiento a la vida fue cuando murió Paquirri. Su rasgón más importante. La viuda de España. A los seis meses de aquel hachazo emocional, rompe su silencio en la revista ¡HOLA! Su regreso profesional fue un concierto en beneficio de la fundación Reina Sofía en el Teatro Real. Aquel fue su resurgir. En próximos capítulos, el libro aborda su árbol genealógico; abuelos, padres, hermanos e hijos artistas. El padre de Pantoja, Juan, fue letrista de fandangos y su madre, Ana María Martín, exbailaora de las compañías de Pepe Pinto, la Niña de los Peines y Juana Reina. El arte a borbotones.
Junto a tres hermanos, Bernardo, Juan Antonio y Agustín, Isabel siempre ha sido la niña mimada de su casa. Siente, como el refleja Superviviente Pantoja, una debilidad por su madre, por la que siente «una deuda de gratitud» por tanto que le dio. Fue el dos de agosto de 1956 cuando María Isabel llegaba a la vida; la princesa, como la llamaba su padre. El libro hace hincapié en que tras su Primera Comunión, Pantoja tuvo «una cosa de hígado» por la que no toleraba la comida del colegio y tuvieron que cambiarla de centro educativo.
Pantoja tuvo «una cosa de hígado» por la que no toleraba la comida del colegio y tuvieron que cambiarla de centro educativo.
Su hermano Bernardo hizo las veces de chófer durante sus inicios como artista. Uno de los momentos más complicados para la familia fue cuando murió el patriarca, Juan Pantoja. El progenitor fallecía de un tumor cerebral a los 52 años. Isabel siempre se deshizo, y así continúa haciéndolo, en halagos hacia su padre, el cual, relata ella, cuando no tenía trabajo se echaba a las calles: «Salía todas las noches a ganarse la vida, cantando y luchando para traer a casa el dinero diario para poner el puchero».
Isabel no lo tuvo fácil en sus pinitos como artista: su padre no toleraba que fuera artista. «Antes señorita que artista», le reconvenía. Y es que, no fue una niña normal: todo era ensayar y ser mejor artista cada día: «Maribel, si quieres ser artista,
tienes que mentalizarte y vivir para ello. El día que te distraigas no llegarás a nada». Aún así, Pantoja pisó su primer escenario con solo siete años. «Esta niña es un diamante en bruto», dijo el maestro Solano, el hombre que la descubrió, nada más verla. Cuando llegó la familia a la capital con 15 años, fueron a ver al maestro. Este había oído cantar a la niña en Sevilla. La cantante se estrena bailando en El Corral de la Morería.
«Yo no he hecho nada de eso en mi vida, castings. Yo hice en el programa de José María Íñigo, cuando se votaba por carta, un concurso de ‘La mujer más guapa de España'», recuerda Isabel. Su madre, doña Ana, acompañaba a todas partes a su niña, porque sabía de los peligros de aquellos ambientes. En sus inicios fue contratada para actuar como telonera en una gira artística que Julio Iglesias realizaba por Hispanoamérica. Más tarde, ya sería alguien: llegó a hacer 100 galas en un solo verano, conduciendo ella su propio coche.
Un día, llegó Paquirri a su vida. La boda fue fastuosa: con seis yeguas blancas y vírgenes. Se conocieron en 1980 tras una corrida de toros donde él estaba en cartel. Los presentaron en el hotel. «Tú eres la Pantoja, ¿no?», le inquirió él. «Bueno, si no te importa Isabel Pantoja. Yo tengo nombre, me llamo Isabel», respondió, resuelta, ella. El flechazo entre Pantoja y Francisco fue inmediato, pero a doña Ana le preocupaba algo: él tenía fama de rompecorazones y no quería que su hija sufriera por su culpa. El libro descubre que en 1982 durante un viaje transoceánico con Paquirri y Bernardo, Isabel se somete a su primera intervención de cirugía estética: «Me retoqué un poco la nariz, la puntita». Luego vendría la maternidad y Paquirri fue un adelantado a la época: no quiso perderse el parto y filmó las primeras imágenes de Kiko Rivera. Lo que pasó después todos lo conocen: muere Paquirri el 26 de septiembre de 1984 y más tarde llegarían dos hombres más a su vida, Diego Gómez y Julián Muñoz (71). En mayo de 2007 llegaría «una etapa para olvidar» cuando fue detenida por el caso Malaya.
Termina el libro con su salida de la cárcel, su reaparición junto a Juan Gabriel y su vuelta a los escenarios en España en noviembre de 2016 en el Teatro Real. En la actualidad, Isabel es abuela de cuatro nietos y ha dejado todo ese turbio pasado allí, en el pasado: ha levantado el vuelo a nivel profesional, muy pendiente de la salud de su madre y con solo una espinita en el corazón: que sus hijos no tengan una relación fluida como hermanos.
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