Juan Luis Naval. Cronista de la Villa.

Mañana sábado 9 de junio, a las 13,30 horas, en el Centro de Adultos «Miguel Espinosa Pau» tendrá lugar el acto de rotulación del Aula «Maestro Amalio Vicente de Castro». Reconocimiento que le hace el Ilmo. Ayuntamiento de Chipiona y el Club de Ajedrez «Caepionis Turris».

Para aquellos que no lo recuerden o no lo hayan conocido quiero hacer una breve reseña de lo que significó para mí esta persona tan entrañable.
            
Allá por los años sesenta, siendo yo un niño de catorce años, acostumbraba al mismo tiempo que estudiaba el bachillerato, ayudar a mi padre en el reparto del Correo por las entonces zonas más alejadas del distrito de reparto que le correspondía, entre ellas la Barriada de Camacho Baños.

Calculo que sobre el año 1964-65 comenzó a llegar al número dos de esta barriada correspondencia para un señor que se llamaba D. Amalio Máximo Vicente de Castro. Yo me preguntaba como una persona tenía tres nombres y un solo apellido, no sabía entonces que Vicente además de ser un nombre propio también lo era apellido.

A pesar de mi diferencia de edad con él pues yo era aún un niño con edad de colegio y él un profesor, comencé a tener diálogos y conversaciones con él que se acrecentaron más cuando mi hermano Eduardo a los pocos años se unió al gremio de profesores como compañero.

            Con D. Amalio, mi amigo, consejero, y maestro sin haber sido nunca su alumno, conseguí tener una amistad y una compenetración tal que nos era totalmente imposible cruzarnos sin entablar una conversación sobre cualquier tema que viniese al caso.

Quienes conocían a D. Amalio saben que era una persona sabia, conocedora de cualquier tema que le presentara el contertuliano, no sólo de las materias propias de su profesión como maestro sino de lo más insospechado que podamos imaginar.

Su entierro se realizó al día siguiente de su muerte en Sanlúcar de Barrameda, donde a pesar de ser Domingo y día de la Cabalgata de Carnaval en Chipiona, asistió un nutrido grupo de personas de Chipiona. Y no era de extrañar por tratarse de esta persona tan querida y entrañable por cuantos le conocieron.

          Su fallecimiento el 13 de febrero de 2005 me cogió por sorpresa, pues solo unos días antes le había visto pasar por la puerta de mi establecimiento en la calle Isaac Peral y siendo ya la hora del cierre me dijo: ya te veré para comentarte …………………….?  y esta vez no pudo ser. Seguro que donde quiera que esté algún día seguiremos comentando nuestras cosas.

        D. Amalio, como profesor, era en el mejor sentido de la palabra “un maestro”. Su responsabilidad en el desarrollo de su profesión sobrepasaba los límites de lo que sus obligaciones le marcaban.

Muchos de sus alumnos y sus padres saben de las horas de clase que sin remuneración y sin que nadie se lo pidiese echaba después de la jornada escolar, para que estos niños pudiesen estar al mismo nivel de los demás compañeros que le costaban menos aprender.

Si algún niño despuntaba, enseguida se ponía en contacto con los padres para hacerles ver la importancia de que su hijo continuase los estudios después de terminar la educación primaria con él. En suma una persona que le gustaba su profesión y que gozaba con los logros académicos que obtenían quienes habían sido sus alumnos.

Por tales motivos, y a sabiendas de que en su modesta forma de ser no le hubiese gustado, propuse la designación de “Instituto D. Amalio Vicente de Castro” para el nuevo Instituto que se inauguró poco después. Mañana se le hace un justo reconocimiento muy merecido a este «Maestro» que como pocos trabajó por la enseñanza en nuestro pueblo.

          Juan Luis Naval Molero.       Cronista Oficial de la Villa.
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