El pintor Pedro Simón. In memoriam

El pintor Pedro Simón. In memoriam

No podía haberse ido de otro modo que en el campo, durmiendo la siesta después de un alegre almuerzo con algunos de sus íntimos, con la satisfacción de la obra hecha, el deber cumplido, en plena exposición que celebraba en el Espacio EXZcentrico de Sevilla, un Viernes Santo y en Sevilla.

Así, con la paz después de tanto Arte a sus espaldas, Arte frenético, impulsivo, hecho a ráfagas como girones de vida, de la suya tan dual, tan riquísima y profunda porque ni en él ni en su obra cupieron nunca las frivolidades. En cualquier caso una rebeldía interior que estallaba en lienzos donde la línea curva en sus últimas obras era la predominante.

El fondo es lo de menos cuando lo que importa verdaderamente es la forma –ni siquiera alguna hipotética figura que ocupase la superficie (sobre todo) de sus obras tridimensionales- aquellas que se autogeneran, giran, vuelven, regresan, como el ciclo de la Naturaleza.

Una obra así sólo puede entenderse desde la metafísica, desde una estructura dual entre la espiritualidad y la sensualidad según sus palabras “entre lo apolíneo y lo dionisiaco”, pues está llena de claves existencialistas, porque por encima de todo PEDRO fue siempre un pensador, un filósofo que pintaba y esculpía el aire, la fugacidad, el humo de su pipa. Puro humo, eso es lo que somos venía a decirnos con esas obras que a veces no tenían principio ni final, que eran espirales infinitas, hebras de ovillos deshilachados, colores que ascienden y descienden.

Le conocí en la antigua galería MELCHOR hoy RAFAEL ORTIZ, después lo fui siguiendo por “la” JUANA DE AIZPURU, por “La Máquina Española” de PEPE COBO, en el Estudio “Crisol” de DAVID PANEA y PRADO, por allá donde exponía, aunque no en Tokio, ni en otras ciudades internacionales donde nos ha dejado testimonios de su Arte, o en el “Reina”, en el “CAAC” donde se custodian algunas de sus creaciones.

No me valen los encasillamientos en una obra tan personal y radical como la suya, una reivindicación de la independencia del autor con respecto a las imposiciones de galeristas y del mercado, uy, qué palabra tan fea cuando hay que doblegarse, ser otro, imitar y no luchar por su propio estilo, lograrlo y consolidarlo -en su caso desde 1973 hasta antes de ayer mismo- pero se hace necesario a veces recordar a quienes han sido nuestros maestros.

Para él y según ha declarado en sus diferentes entrevistas a MARTA CARRASCO, CLARA GUZMÁN, PEPA JUSTE y MIGUEL GONZÁLEZ QUILES, o en los libros y Catálogos de Exposiciones que le han dedicado los Catedráticos de la U.S. FERNANDO MARTÍN MARTÍN y tantos otros que se encargaron de estudiarlo, fueron: MILLARES, TAPIES, PICASSO y CY TWOMBLY, lo que no quiere decir que no estuviera ajeno a movimientos coetáneos según iba avanzando en la búsqueda de su autenticidad, como fueron: la “Transvanguardia italiana”; el “Expresionismo abstracto alemán y norteamericano”; la “Abstracción gestual y matérica” (esta última en sus primeras épocas); el “Expresionismo”; el “Organicismo de tendencias Surrealistas” al enfocar sólo un fragmento del todo; el “Minimalismo”; algunas de las otras “Vanguardias” de su época y de los estilos históricos como el “Impresionismo” en el sentido del aumento del detalle, de la pincelada; el “Cubismo” con su descomposiciones y ensamblajes, incluso del “Arte Povera”, los Graffiti,…

El artista independiente, libre, que “no aceptó el juego” más o menos el título precisamente de la última muestra de la mano de la que lo puso de nuevo en órbita, que es otra de las cada día más relevantes mecenas de Sevilla, ya que se arriesga a exponer a autor@s no tan conocidos y deberían serlo, como es la fotógrafa y promotora cultural INMACULADA PUCHAL, desde la calle Virgen de la Victoria, 12.

Muchas anécdotas quedarán para siempre como sus obras, en el recuerdo de los que tuvimos la suerte de conocerle. Muchas, en los que le conocerán ahora que ya cruzó el umbral y nos espera. Pero con el vitalismo y la fortaleza de PEDRO, no podemos hacer otra cosa que brindar por él, vivir lo más felices que podamos, aun sabiendo que también somos humo. No se nos va, se nos queda uno de los grandes pintores que eligió nuestra ciudad, tan difícil para dedicarse al Arte. Para entregarse plena y sinceramente a él. Te quisimos y te querremos ya para siempre, PEDRO. Sé que lo sabes.

TERESA LAFITA

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