La presentación de Todos los anónimos infinitos por el imaginero Jesús Méndez Lastrucci
Mis compromisos laborales casi truncaron mi deseo de personarme la otra tarde en la Plaza de la Contratación, pero, finalmente, pude acercarme a un palmo de la Puerta Jerez, estando guiado por destellantes luces navideñas. Mis pasos se encaminaron al interior de la Cámara de Comercio, ya en la entrada me encontré con caras amigas. Fernando Gabardón me saludaba invitándome a una conferencia suya para febrero (desde mi interior una vocecilla floreció y vino a recordarme que si fuese a todos los actos a los que de manera directa o indirecta me invitaban, tendría que pedirles a sus Majestades los Reyes de Oriente un software de bilocación instantáneo).
Como rostro de rey mago la que tiene otra persona amiga a la que seguidamente pude saludar, no me negarán que parece salido del belén monumental de Cajasol. Él lo sabe porque en repetidas ocasiones le he hecho referencia, me estoy refiriendo al amigo Ángel Bajuelo, pues le he pedido que se dejase el pelo largo y las barbas crecer por debajo del pecho, y todo para hacerlo pasar por José de Arimatea lleno de sevillanía. El bueno de Ángel debe pensar que eso de posar seguro que resulta ser muy duro, pues cuando le vi la otra tarde, llevaba el pelo cortado al uno.
Como uno y único el profesor, Manuel Jesús Roldán, que junto con Fernando dan clase en la Cámara, y con quien intercambié unas palabras acerca de la protagonista de su recién estrenada novela ”Cara de Ángel” enfocada en la figura de Luisa Roldán.
En aquella misma frecuencia de tiempo, igualmente le estrechaba la mano a una persona alta y corpulenta, con rostro afable y la voluntad puesta en que todo saliera como debe salir, perfecto. Delante de ese apretón de manos se encontraba el gran Miguel Gallardo, que además es el editor de la obra que se presentaba esa misma tarde, motivo de mi presencia allí. Preguntó en voz alta por Marina Bernal de un modo más que cercano, con voz colmada de cariño, mientras que la personaje principal, que estaba en la planta superior, se hizo de rogar unos minutos. Como una novia que se encamina al altar de infinitas sonrisas. Porque así entró la protagonista de la tarde, con una sonrisa pletórica, la que le nacía de manera abierta y franca de su semblante.
No era un día cualquiera, conforme caía la tarde, el frío se iba apoderando del ambiente, pero era el día de la Esperanza y todo apuntaba a una tarde coronada de cariño. Ya en el interior todo se tornó del valor de lo natural, de lo directo y cercano, quedando todo en manos de la candidez del directo. Saltaba a la vista, pues el afecto envolvió tanto a la protagonista como a su público y viceversa, cerrándose en un círculo tan perfecto como encantador.
El maestro de ceremonia, no pudo ser otro que un maestro consagrado en estas lides, resultando ser aún mejor persona, y no lo digo de manera baladí, sino que lo lleva a gala con su arrebatadora personalidad humana y profesional. Me refiero al gran Cristóbal Cervantes, al cual mientras le escuchaba llegaba al convencimiento de que de haber nacido en Estados Unidos, aunque él esté más que orgulloso de su linda Almería, bien se lo habrían rifado por todas las virtudes reunidas en una única persona. Pero esta Sevilla no da para más y esta profesión del periodismo es harto compleja e ingrata por ambas caras. No en vano la propia Marina dirigiéndose a la parte más alta del salón, donde ocupaban sus asientos unas periodistas de nueva hornada, las motivaba a dedicarse a lo que realmente les apasionaran, sí, pero, al mismo tiempo, haciéndoles ver la realidad del asunto a nivel laboral.
La presentación que se dilató en el tiempo, en ningún momento decayó en intensidad, pues hubo para todo, lo humano y lo familiar, hasta golpes de humor del bueno en ambas partes. Por el lado de Marina, vino a referirse que en el primer volumen de la zaga de sus Infinitos, fue una sorpresa total, pues su editor en un gesto visionario, se encargó de recopilar todos aquellos infinitos que la autora durante una década había dejado repartidos en su red para así juntarlos todos en un libro. El tema del prologo no fue un hándicap pues a falta de uno, se buscó a ocho. Para el segundo volumen Marina esperaba que aquello quedase en una mera anécdota, pero para su sorpresa en el siguiente aparecieron cerca de una docena de prologuistas. Para sorpresa de la autora para el tercero no sabía que se podía esperar. ¡Y es que las cosas hay que hacerlas a lo grande!
Por parte del presentador, Cristóbal, puso su nota más alta y graciosa en una experiencia vital que le tocó vivir en una sustitución de una única noche en el programa de Encarna de Noche, donde nuestro Cervantes, no se sintió cómodo siendo hombre de responder detrás de la llamada telefónica como “Encarna de noche” y prefirió responder como “Miramar de noche”, aquello le costó una sonora bronca al día siguiente, una vez repuesta la directora del programa, Encarna Sánchez, por haberse atrevido a cambiarle el nombre a su programa.
Marina en toda la presentación pudo sentirse arropada por parte de familiares, como sus hermanas, su editor, compañer@s de Canal Sur, entre los que se encontraban Carlos Telmo, grandes maestros de la comunicación como Paco Robles, Pepe Masai …amigos todos.
Todos los presentes pudimos ser testigos de la pasión desbordante que Marina siente y derrocha por su verdadera vocación, siempre con los pies en la tierra, la humildad sujetaba a su sonrisa como escudo humano y, su alma, en las nubes de la simpatía, una rapidez mental capaz de dibujar en el aire una atmósfera llena de verdad y de vida.
Nadie me lo ha contado, lo he vivido, también asimilado y tal cual os lo he contado.
Sin duda, un precioso regalo en forma de libro para regalarse y regalar en estas navidades.
Gracias infinitas.
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