Crónica de El Independiente sobre Soy Raphaelista
60 años en los escenarios y de filosofía ‘raphaelista’
La periodista sevillana Marina Bernal retrata en ‘Soy Raphaelista’ la vida personal y profesional del cantante de Linares cuando se cumplen seis décadas de trayectoria artística y desgrana las claves de su particular filosofía de vida
A los cuatro años empezó a cantar en la escolanía del Colegio San Antonio de Linares (Jaén), a los nueve ganó su primer premio en Salzburgo (Austria), aún no había cumplido los 20 cuando conquistó el Festival de Benidorm, en 1966 pisó por primera vez el escenario de Eurovisión, cinco años después ejercía de ‘embajador’ en la URSS, con 39 años se convertía en el primer cantante hispano en conseguir un disco de uranio y, rumbo a los 78, sigue dando conciertos y llenando pabellones.
Soy Raphaelista (Sevilla Press), el último libro de la periodista sevillana Marina Bernal, es mucho más que el retrato personal y profesional de Rafael Martos Sánchez (Linares, 1943) desde sus orígenes hasta la actualidad. Es una aproximación a la particular filosofía de vida de este cantante irrepetible a través de los testimonios de otros artistas y de muchos de los admiradores que desde hace década siguen su exitosa carrera, una legión fiel a la que está dedicada la obra
«He descubierto que, sin yo saberlo, también soy Raphaelista. Comparto mucho de la filosofía y los valores que caracterizan a Raphael, como esa ilusión desbordante por el trabajo, esa entrega absoluta a lo que hace y no conformarse nunca con lo que tiene. Su lema, de hecho, es ‘Palante siempre», cuenta a este diario Bernal, que hace dos años publicó un libro en homenaje a Rocío Jurado (Canta, Rocío, canta).
El encuentro con Serrat en Cannes
Soy Raphaelista comenzó a escribirse durante el confinamiento -las primeras líneas se redactaron de forma intencionada el 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores- y ha llegado a las librerías coincidiendo con el aniversario de varios hitos clave en la trayectoria del cantante: acaba de cumplir 60 años en el mundo artístico y hace justo medio siglo de su primera gira y una década que abrió sus puertas el museo que le dedica su Linares natal, donde se exhibe el disco de uranio que la discográfica Hispavox le concedió en 1982 tras vender 50 millones de discos de Raphael: ayer, hoy y siempre. Es una de las 400 piezas que se muestran en un edificio del siglo XVIII situado en el centro de la localidad jiennense.
Entre los prologuistas del libro se encuentra Joan Manuel Serrat, de la misma quinta que Raphael (1943) y que mantiene una entrañable amistad con aquél desde hace más de más de medio siglo. Según rememora, se conocieron en el bar del hotel de Cannes (Francia) en el que se hospedaban en 1968 con motivo del Festival Midem, adonde había acudido el cantante andaluz para recoger el premio obtenido el año anterior y el catalán el de aquella edición.
«El año que fue premiado Raphael yo estaba entre el público. Antes que él cantó Adamo y después Tom Jones. Estar entre dos figuras que en aquel momento tenían ese éxito fue un espectáculo. Quedé maravillado al ver cómo trabajaba para los millones de espectadores que seguían la actuación en toda Europa y cómo sabía qué tenía que hacer en cada momento», cuenta Serrat. Y añade: «Me pareció absolutamente descarado y muy simpático».
En sus 260 páginas, la obra reproduce 150 fotografías -muchas de ellas inéditas- que reflejan momentos importantes en la vida personal y profesional del artista. Vestido de soldado durante el servicio militar; participando en sus primeros festivales; de gira por Rusia; su boda con la escritora Natalia Figueroa; sus encuentros en el Vaticano tanto con Juan Pablo II como con el Papa Francisco; compartiendo escenario con Juana Reina o María Dolores Pradera; junto al compositor Manuel Alejandro; en homenajes brindados por sus seguidores tanto en España como fuera del país…
Gira en marcha
«No he encontrado otro caso igual de persona que lleve 60 años trabajando al ritmo que él lo hace. Un éxito internacional sin tener barrera para llegar a la gente a través de las emociones aunque el idioma no fuera común», resume Marina Bernal, que recoge la definición de ‘Raphaelismo’ que el propio Raphael hizo durante una entrevista televisiva en 1991: «Es una cosa que se lleva entro y además no se deja nunca, es como una droga beneficiosa, es decir, que no hace daño».
Trasplantado de hígado y próximo a cumplir los 78 años, Raphael quiere celebrar los 60 años sobre los escenarios con una gira que arrancará en junio en el Festival de Pedralbes (Barcelona) -donde ya cuelga el cartel de entradas agotadas- y que continuará por al menos otras ocho ciudades españolas: Marbella, Chiclana de la Frontera, Mérida, Valencia, Murcia, Málaga, Granada, Barcelona -nuevamente en diciembre- y Madrid. Si la pandemia no lo impide, el tour pretende hacer escala también en una docena de ciudades mexicanas, Ecuador, Colombia y Chile.
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