Enrique Casellas, Cómo llora Sevilla, por sevillanas
El cantautor Enrique Casellas, hermano de los Gitanos, escribe un prólogo en la 17 edición de Cómo llora Sevilla 2020 del Padre Ramon Cué.
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“Don Manuel, (director del centro), — recuerda Enrique Casellas– se encargaba, en las clases de religión, de contarnos historias de la Hermandad de la Macarena, a la que perteneció. A Doña Salud, su hermana , la sigo recordando con una ternura casi familiar. Si la memoria no me falla fue nuestra profesora de tercero de EGB. A ella debo haber descubierto la poesía del Padre Cué. No olvido como nos alentaba, todos los días, a recitar los primeros versos que memoricé fuera de mi entorno familiar:
Para que pueda rimar
con tu nombre, Macarena
tengo una palabra: Pena
amarga como la mar….
Aquel poema resonaba en la clase, a diario, con la misma naturalidad que la tabla de multiplicar.”
Enrique Casellas continua con sus vivencias:
“Al poco tiempo descubrí que la letra de aquella sevillana que escuchaba en la radio y cantada en reuniones familiares o de vecinos, las de la niña enferma que visitaba la Macarena en la calle de la Feria, (grabadas por Amigos de Gines), también eran un fragmento de un poema del mismo autor del que recitábamos en el colegio.Fui creciendo, habiendo descubierto, ya, Cómo llora Sevilla, escuchando, una y otra vez, las cosas del Padre Cué.Lo llegué a escuchar predicar desde el púlpito de la Macarena y, aunque no tengo memoria de aquella disertación, recuerdo el ambiente y la expectación. Aquella era una eucaristía pero con aires de tarde grande, de faena de arte, en realidad el respetable esperaba que el sacerdote se dejara llevar por el poeta y pusiera la Basílica boca abajo.
Fue uno de esos personajes a los que Sevilla le permitió entrar por sus puertas y construirse una “sala de estar confortable”, en la que las maneras de la ciudad misma se sentían absolutamente cómodas. ¿A quién no le gusta que venga alguien de fuera con requiebros y piropos a nuestra tierra? Si le sumamos su condición de sacerdote, de aquel tiempo que era capaz de adoptar, sin complejos, la voz del pueblo llano, había condicionantes suficientes para que sus poemas calaran, como sucedió.El Padre Cué fue parte de Sevilla. Las tertulias y los programas de radio se llenaban de rapsodas que declamaban su obra. A los poetas populares les servía de inspiración, el mismo Paco Palacios “El Pali” se basa, en el estribillo de sus sevillanas al Cristo de la Buena Muerte, en el poema de la calle Placentines de Ramón Cué.”
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