Crónica Jesús Carmona en El Español sobre la exitosa presentación en Madrid de «Canta Rocío canta» en Casa del Libro
Jesús Carmona./El Español
Gloria Camila, la gran ausente en la presentación del libro de Rocío Jurado: esta es la razón
JALEOS ha estado presente en el evento y ha podido confirmar que, una vez más, las ausencias familiares han marcado un día tan importante para la figura de la mítica cantante. Canta, Rocío, Canta, el libro más intimista y personal sobre la legendaria Rocío Jurado, firmado por la periodista Marina Bernal, ha tenido este miércoles su presentación oficial en Madrid. El enclave no podía ser más céntrico; en la Casa del Libro de Gran Vía. En concreto, en la segunda planta, donde no cabía un alfiler al filo de las siete de la tarde. La expectación era máxima. «Madre mía, Rocío sigue viva, ¿eh?», cuchicheaba una mujer a su amiga. Y no se equivocaba: la sala se ha llenado y los curiosos no han dudado en agolparse.
Sobre todo, el público era gente anónima, fans de la Jurado, devotos de su música y de la Virgen de Regla. De hecho, JALEOS, que ha estado presente, ha podido comprobar el fervor del público. Tras la mesa de la ponencia, una gran imagen del libro de Rocío, con ella como único plano: esa melena leonina, esos ojos color azabache. Los minutos pasan y llega ella, Marina Bernal, la periodista. Con su amplia sonrisa, agradece a este periódico su presencia y, cuando expira la conversación, un traqueteo de flashes indica que alguien está llegando. Efectivamente: José Ortega Cano (65), viudo de la cantante, irrumpe en la sala acompañado de su hermana pequeña, del marido de esta, Aniceto, y de una amiga de la familia, Marilí Coll.
Los medios allí congregados miran más allá: se les había dicho que más familiares estaban convocados y que Gloria Camila (25) «había confirmado su asistencia». Nada que ver. Allí nadie más de la familia se dio cita. Todo lo que vino después fueron amigos y más amigos, periodistas -como Rosa Villacastín (72) e Isabel Gemio (59)-, presentadores como José Manuel Parada (66) y actores queridos por la Jurado como Máximo Valverde (75). Pero, ¿y dónde está Gloria? Este medio se escabulle y pregunta a Ortega Cano: «No ha podido venir porque tiene un constipado tremendo y está metida en cama. Ha hecho todo lo posible por estar aquí, pero no ha podido».
Más tarde, en la mesa durante la presentación, reconocía, cargado de emoción: «La verdad que hoy la estoy echando mucho de menos. Me hace falta». Todos arracimados en un barullo de calor y cámaras, ha dado comienzo el sentido homenaje en forma de libro. 13 años después, su impronta retorna esta vez alejada de toda polémica sobre líos familiares y desavenencias acerca de ese museo en Chipiona que parece no abrirse nunca. Este libro solo agita la nostalgia, despierta sentimientos positivos y blancos y espanta toda morbosidad. Canta, Rocío, canta es algo bonito que recupera a la Rocío desprovista de su rimbombante apellido.
Sus alegrías y sus penas, sus éxitos y sus fracasos. Sus amores y sus rupturas. Y el cáncer, ese que acabó con todo, salvo con su recuerdo, el que se respira en cada recodo de Chipiona. De España, del mundo. Para resaltar, el momento en que José, superado por la emoción, reconoce ante la atenta mirada de todos lo que sigue: «Me hubiera gustado tener un hijo biológico con ella». Porque Rocío era grande como cantante, pero también como persona, como corrobora la hermana pequeña de Ortega Cano a este periódico. Emocionada, responde con un solícito «por supuesto» cuando le ofrecemos una charla raúda:
Imagino que no se podía faltar, ¿no?
Claro que no. El libro yo ya lo había leído porque estuve en la presentación este verano, porque yo tengo casa allí en Chipiona. Es un libro maravilloso, precioso. Bueno, ¿qué puedo decir?
¿Cómo guarda a Rocío en su recuerdo?
Rocío era única, maravilla, muy humana, muy generosa. Muy especial con los suyos, muy cariñosa. Con los suyos y con todo el mundo. Era muy buena gente.
Los últimos años de su vida tuvieron que ser duros. ¿Estuvo a su lado?
Yo tenía un vínculo con ella muy especial. Ella era conmigo muy especial y yo con ella. Nos contábamos muchas cosas. El último recuerdo que tengo fue cuando, ya al final que estaba muy malita, y me dijo ‘ven a mi vestidor’. Y yo decía ‘qué quieres’. Ella lo daba todo y yo no soy una persona aprovechada. Y ella, allí en la habitación tan malita, me dijo ‘mira, quiero que elijas el traje que tú quieras’. Y aunque me negué, me lo regaló para que yo lo tuviera para siempre en recuerdo de ella.
Se emociona, los ojos se le arrasan y este periódico tantea a Aniceto, pero este se niega ante una grabadora: «Te lo agradezco, pero yo no hablo con la prensa». Ni con la prensa ni de polémicas: nadie ha querido este día tan especial hablar de las ausencias, tan notables una vez más. Tras un baño de masas de Ortega Cano -una señora le besa la mano y le dice, arrobada: «Un beso enorme desde Colombia. Rocío allí es muy querida y no me podía ir sin decírtelo»-, este atiende brevemente a este medio. «Aquí tenía que estar. Es un libro muy bonito y me ha emocionado tanto cariño».
En ese momento, se excusa y abandona el local. Ortega ha reconocido que, pese a que ha rehecho su vida con Ana María Aldón (42), Rocío Jurado siempre será «el amor de su vida». Y, puntualiza: «Ana María nunca ha querido ocupar ese lugar y me ha respetado». En definitiva, este miércoles, en la segunda planta de la Casa del Libro Rocío Jurado ha vuelto a la vida. Al menos, durante la hora y veinte minutos que ha durado el evento. Rocío, siempre. Canta, Rocío, Canta. «Porque cuando ella cantaba no había problemas. ¡No existían!», se ha escuchado entre el barullo. Así fue, así era.
Rocío, atada a sus raíces
En agosto de 2019, este medio entrevistó a Marina Bernal, la periodista que ha escrito el libro, antes de que este viera la luz. Esta explicaba que en el libro han participado diez periodistas que frecuentaron a la intérprete -y la conocieron bien- y también tres familiares; Amador Mohedano (65), Gloria Mohedano y Ortega Cano. Ni rastro de hijos ni qué decir de Rocío Carrasco (42), la hija siempre ausente en todo homenaje público en Chipiona. Eso sí, esta vez no había polémica. No se trata de desplantes ni de ausencias dolorosas. «No se podía plantear que participaran más personas por una cuestión de espacio. Se ha tratado de un hilo conductor periodístico; 13 años, 13 personas que hablan sobre Rocío. Son todos los que están, pero no están todos los que son», explicaba, solícita, Bernal.
¿Cómo surge la idea del libro y cuándo ve la luz?
El libro se presenta dentro de la décima semana cultural de Chipiona. Tengo mucho material recopilado de Rocío. Yo prácticamente empiezo a ser periodista siguiendo a Rocío Jurado, cubriendo sus galas. He tenido oportunidad de seguirla profesional y personalmente. A nivel personal he compartido muchas cosas con ella, como nuestro amor por Chipiona.
Un bonito homenaje.
Me parecía muy bonito que una vez transcurrido un tiempo prudencial desde su muerte, porque inmediatamente después no me apetecía sentimentalmente, hacer esto. 13 años después ha llegado el momento de hacer un análisis de forma de ser y de humanidad. Como artista no necesita ningún reconocimiento, pero es bueno saber cómo llegó donde llegó. Era un ser humano fuera de lo común.
¿Por qué se titula ‘Canta, Rocío, canta’?
Canta, Rocío, canta es un texto de Rafael Alberti. Rocío y él tenían una gran amistad y le escribió un poema. Alberti estuvo en Chipiona viendo cantar a Rocío y ese poema abría sus espectáculos. En el texto, la palabra que se repite con insistencia es canta, canta, canta. Además, ese poema está a los pies de la tumba de Rocío. Es un poema definitorio de su vida. Nació para cantar.
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