Ana María Gutiérrez Toscano sobre Sólo tú y yo lo sabemos:Me pareció que la búsqueda del auténtico amor merecía una historia que lo contara
Por Juan Mellado
A punto en pocos días de presentar en Chipiona su tercera novela “Sólo tú y yo lo sabemos”,(viernes 9 de agosto a las 21 horas en El Castillo) la onubense Ana María Gutiérrez Toscano contesta a este medio sobre aspectos de su obra y contenidos literarios. La escritora muestra especial preocupación por los bajos niveles en ortografía expresados especialmente en las redes sociales con la connivencia de los profesionales. Sobre su novela defiende que la búsqueda del auténtico amor merecía una historia que lo contara.
― ¿Qué similitudes y diferencias nos encontramos con respecto a las novelas anteriores?
Las similitudes son evidentes: las protagonistas son mujeres; por otro lado, en las dos últimas, la ciudad de Huelva, mi ciudad, es un personaje más, o al menos eso he pretendido.
En cuanto a las diferencias, en las anteriores se busca el origen de las protagonistas; en esta, el amor.
―Parece que usted se encuentra muy cómoda cuando narra en sus novelas escenas eróticas. ¿No ha pensado dedicarse a narrar relatos eróticos?
No sé, nadie me ha comentado tal cuestión. De todas formas, creo que lo que cuento es la realidad de la relación amorosa y pretendo mostrarla tal cual es. Si esto se considera erotismo, lo será; pero no ha sido mi intención. En una ciudad en el olvido como se suele decir, lo obligaba el guión, era el origen de todo y quizás el momento más importante de la narración. En Solo tú y yo lo sabemos no podemos olvidar que es una historia de amor con mayúsculas y que cuando se trata de amor no se puede pasar de puntillas sobre determinados momentos. Hay que intentar que sea lo más real posible sin caer en lo burdo.
―Siempre hemos pregonado la necesidad y lo beneficioso de que la gente lea pero se aborda pocas veces el hecho de releer una obra, ¿en qué nos beneficia?
Pienso que leer es lo que debe importar y si una obra nos gusta mucho, parece imposible no releerla al cabo de algún tiempo. Por otro lado, cuando se vuelve a leer una obra se encuentran detalles que en una primera lectura no se habían apreciado. Esto nos ocurre a los profesores de literatura. Cuando se relee para profundizar en algún aspecto estilístico del texto, es cuando se conoce en profundidad la obra.
―¿Por qué sus personajes van en busca de su personalidad, su otro yo o la media naranja?
Todos, creo yo, andamos por la vida buscando algo: trabajo, amor, felicidad, amistad, dinero, poder… Me pareció que la búsqueda del auténtico amor merecía una historia que lo contara, nada más.
En cuanto a mi búsqueda personal, yo he encontrado, en la madurez de mi vida, un camino que nunca hubiera imaginado que existía y con el cual he conseguido llenar el vacío que queda cuando la vida laboral acaba y pareciera que con ella todo lo demás. Ahora sé quién soy y me siento muy satisfecha con ello.
― ¿Cómo ha evolucionado usted literariamente hablando en comparación desde que publicó su primera novela?
Mi primera novela fue casi un experimento. Nunca hubiera imaginado que podría escribir nada y menos aún una novela. Cuando la escribía lo hacía para mi hija que me pedía que siguiera y quería saber cómo terminaría aquella historia que para ella estaba resultando intrigante. Nunca creí que se publicara y aquí estamos con mi tercera novela.
En cuanto a mi evolución, el cambio ha sido abismal y no solo en la forma de contar, de narrar. Ahora sé cómo debe entregarse un manuscrito a la editorial y que no se trata solo de escribir el texto sino cómo el proceso de corrección lleva a veces más tiempo que el propio proceso creativo. Cómo un texto debe corregirse y volverse a corregir y si no ha sido suficiente, volverlo a hacer.
Además, creo tener más seguridad en mí misma. Aunque me queda mucho por aprender, creo que voy mejorando, como decimos los docentes “Progresa adecuadamente”.
― ¿Podría ser el budismo una forma de poder encontrarse a sí mismo?
Eso he leído. Me pareció interesante para resolver, de alguna manera, cómo podrían entrar en contacto nuestros protagonistas. Por otro lado, creo que en todas mis novelas hay algo de magia. En la primera, el tema de la reencarnación; en la segunda, el momento del encuentro con los restos de Nitokris y en esta, la meditación. Creo que el realismo mágico fluye por algunas de mis páginas.
― ¿Cuáles son sus recomendaciones para los que se inician en la lectura hoy en día, qué títulos propondría?
Depende de la edad y de los gustos de cada cual. Hay una novela para cada persona y muchas personas para cada novela. Lo importante es encontrar el género que nos guste.
― ¿Qué primeras impresiones tiene de los lectores en esta su tercera novela?
La impresión ha sido buena, pero me ha llamado mucho la atención la buena acogida que ha tenido entre el alumnado de varios institutos a donde he ido a presentarla. Los chavales me han puesto en algún aprieto con determinadas preguntas, pero he estado encantada con ellos. Parece que el año próximo la van a poner como lectura.
― ¿No se le ocurre novelar la Guerra Civil, tema que se ha convertido en un género?
Acabo de leer la última de Allende, Largo pétalo de mar, que entre otros, trata el tema de la Guerra Civil. Nadie como Isabel para relatar aquella contienda y sobre todo aquella posguerra tan atroz, tan tremendamente dura, pero creo que yo no podría aportar nada nuevo y mucho menos estar a la altura de los grandes que han tratado este tema.
― ¿Cómo se está comportando el libro papel ante la avalancha del libro digital?
Bien, aunque hay quien me ha pedido una impresión digital.
― ¿Quién gana realmente en el negocio del libro?
No sé. Desde luego una escritora de provincias como yo, no.
― ¿Qué elementos desde el punto de vista formal y temático conforman su modo de narrar?
Creo que soy una narradora poco narradora. Me encuentro más a gusto con el diálogo que con la narración, es más vivo. No cuento qué dicen los personajes, son ellos los que lo dicen directamente. En cuanto a los temas, está claro que todo lo que tenga que ver con los viajes, los lugares lejanos, me atraen y en cuanto me lo permite el personaje, me lo llevo de aquí para allá.
― ¿Tan mal estamos que preferimos poner cuneta porque no sabemos si arcén es con h o sin h?
¡Ay, la ortografía! El lobo feroz de los estudiantes y, a su vez, la gran olvidada del sistema educativo, de los profesores (menos del de lengua) y de todo aquel que tiene un lápiz y escribe.
Yo he vivido alguna que otra experiencia negativa con mis compañeros de Instituto. Una vez se me recriminó que pidiera al profesorado en general que vigilara la ortografía del alumnado, se me dijo que si pretendía que ellos me hicieran el trabajo que debía hacer yo. Mi respuesta fue que todo el que usa la lengua española en sus clases, es profesor de lengua y debe obligar al alumnado para que la use correctamente.
Da vergüenza ajena leer los textos en Facebook, en whatsapp. No se tiene ningún pudor y se escribe como a cada cual se le antoja. Gracias a Dios que la lengua lo admite todo y sobrevivirá a pesar de nosotros.
Sinopsis:
Cada mañana, cada tarde, cada noche, millones y millones de personas se encuentran, se miran, se abrazan, se declaran amor eterno. Cada mañana, cada tarde, cada noche, millones y millones de personas sienten la frustración de un amor roto; de un amor que no era el que habían deseado, con el que habían soñado.
Lebasi y Esteban vagarán durante años, sintiéndose seres incompletos; entes vacíos cuyas almas navegan a la deriva a la búsqueda de su otra mitad.
Ana María Gutiérrez Toscano nació en Huelva en 1953. Dedicada a la enseñanza, fue profesora de Lengua Española y Literatura en Secundaria y directora de instituto Estuaria de Huelva hasta su jubilación. En 2013 publicó su primera novela, ‘En otro tiempo, en otro lugar “. En 2016 continuó con “Una ciudad en el olvido” y esta su tercera publicación,”Sólo tú y yo lo sabemos”.
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