Y AHORA… ¡RUSIA!
Estoy desbordado por los centenares de correos que me están enviando los lectores de Sevilla Press, Chipiona Noticias o Andalucía Deportiva. La crónica del concierto, días pasados, de Raphael en La Antilla, se extiende desde mi querida Huelva hasta lugares que jamás sospeché. Y desde Moscú -¡desde Moscú!- se propagan y difunden ahora, con traducción al ruso, las líneas que provocaron hasta la reacción de Natalia Figueroa para felicitarme, además de ser la tercera vez que Raphael me distingue públicamente con su amistad y agradecimiento.
Se dirige a mí Irina Jramtsova, secretaria responsable de Raphael Space Club:
“Estimado señor Fuertes:
Desde Moscú, nuestro GRAN agradecimiento por su artículo. Somos de los que quieren mucho que siga usted escribiendo! Aquí hemos puesto la traducción de su obra al ruso:
http://raphaelspaceclub.com/tekushhie-sobytiya/blagodarnost-natalii-figeroa.html
Muy agradecidos”.
Espero que todos sepan calcularse el inmenso respeto que me merece la gente que dedica parte de su valioso tiempo a leerme y, encima, a escribirme. No digamos a traducirme, y a traducirme al ruso. Es una generosidad a la que voy a corresponder directamente, uno por uno. Sólo les pido un poco de tiempo.
Y voy a empezar por hacerlo con Natalia Figueroa. Ante todos y a través de un artículo, a punto de publicarse, quiero quedar como el auténtico agradecido por sus palabras.
Por último, deseo revelarles una satisfacción íntima y secreta que va a dejar de serlo: es el hecho de que de la mano de esa palabra mágica llamada Raphael, esté llegando a tantos lugares lejanos el nombre de La Antilla, la playa de mi infancia, la playa de mis primos, la playa donde, de un modo u otro, hemos veraneado siempre la familia Aguilar.
José María Fuertes
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