HEREDEROS
La Copla lleva un montón de años distribuyendo una herencia. Y parece que lo mejor del reparto se lo llevan finalmente Erika Leiva, Joana Jiménez y Antonio Cortés. Son los herederos por excelencia. Naturalmente no podría dejar de tener in mente a la portentosa Pastora Soler; ni a la indiscutible Isabel Pantoja; ni a la versátil María José Santiago; ni a la evocadora Pasión Vega… Pero escribo por esta vez de quienes escénicamente, en directo -no en discos- se están dejando el alma al más puro y original estilo del género. Es un triunvirato que aún no ha buscado el cobijo de grabar baladas. No hay, de momento, la más mínima desorientación con ellos. De ahí que en esta ocasión, con el sevillano Teatro de la Maestranza absolutamente abarrotado, hayan podido nada menos que con un legado como el de Marifé de Triana.
“Tú no te has ido” es una auténtica reivindicación de la inmortalidad, un clarísimo deseo de eternidad, un ánimo de permanencia definitiva recordando a Marifé.
Andar entre los materiales de la Copla es un riesgo constante de no estar a la altura de la construcción de un edificio artístico incomparable. Pertenece a una época sin pladur, sin tabiques falsos, con cimientos de hormigón armado. La Copla es al arte como la Plaza de España a las exposiciones universales. Aquí no hay metacrilato del 92, sino ladrillo sólido y cerámica trianera del 29. Las autorías no tienen solución de continuidad en lo genial: Quintero, León, Quiroga, Aníbal González. Y Erika, Joana y Antonio no pueden estar mejor echándole el pulso a lo memorable, se la están jugando con lo irrepetible, en lugares interpretativos y actitudes dramáticas y gestuales de los que se puede salir muy mal parado. Sin embargo, los tres escapan airosos. Sus enormes facultades los protegen del fracaso, de la comparación en la que se terminaría perdiendo.
Cantar la Copla se ha convertido en una locura, una hermosa locura para la que sólo son aptos y capaces de sensatez los más grandes artistas actuales. Porque la inmensa historia sobre la que superponen la actualidad, está llena de mitos y leyendas gigantescas: Imperio Argentina, Estrellita Castro, Concha Piquer, Juanita Reina, Lola Flores, Rocío Jurado, la propia homenajeada Marifé de Triana, todas inconmensurables, únicas e irrepetibles por los siglos de los siglos. Amén.
Llevamos décadas intentando reanimar a la Copla, procurando devolverla a su dignidad más legítima, superando a los falsos intelectuales que la denostaron como franquista, una idiotez del mismo calibre que si la bandera española nos lo pareciera porque Franco la enarbolara, una estupidez de estúpidos progres que la relegaron al Régimen por el hecho de cantarse en La Granja o en el Teatro Calderón.
Hay que agradecerle mucho a Canal Sur TV que nadara en contra de la corriente, desde embriones del actual éxito “Se llama Copla” a través de antiguos programas como “Lo que yo te cante” -que presentó Marifé- y “Noches de Gloria”, conducido por María Vidal, de la que no me explico su desaparición de un género al que hizo alcanzar lo impecable en el genuino Azabache.
Erika Leiva, Joana Jiménez y Antonio Cortés se dedican, con un atrevimiento y valor incalculables, a abarcar sentimentalmente un tiempo que ya no existe. Tras las candilejas que los envuelven y miman, que los realzan -en el caso de Erika la belleza de su rostro llega a parecer bajo palio-, tras el mismo filo del escenario, la vida que cantan ya no está. No acaba de terminar una guerra, no se reconstruye una geografía de heridas insalvables, ni se restaura un mapa de relieves escarpados donde se transita con las angustias de un cante. Por eso, los tres colosales artistas se convierten en docentes de una cultura, en un libro abierto sobre la España de la que se escribieron las páginas excepcionales de un modo de amar, de sufrir, de querer, de esperar… de vivir al fin y al cabo. Hay un repertorio de pasiones extremas desaparecidas, si cabe más acentuado en el caso particular de Marifé de Triana. Mostrar adecuadamente ese texto inolvidable con hojas de mayo de 2013, sin que el público les recrimine o se decepcione con la nueva lectura, no es nada fácil. Con ellos, España se busca a sí misma. Es un hito logrado con el que el encomiable espectáculo va a seguir por Murcia y otras capitales, para acabar en Cádiz allá por el mes de octubre. Y la repercusión del estreno en Sevilla ha sido tal, que países de América Latina quieren compartir el mismo deleite.
No ha hecho más que empezar el recuerdo a Marifé. Verdaderamente no se ha ido.
José María Fuertes
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