Entrevista a Francisco Gallardo para la presentación de la II Edición de su novela “La última noche”.
Por Juan Mellado.-
La última noche de Francisco Gallardo Rodríguez, que fue el libro más
vendido en la última feria del libro de Sevilla, ha sido también el
libro más vendido del verano en las playas de Cádiz y Huelva, según los
libreros de las costas gaditanas y onubenses, tras las presentación de
la segunda edición en la que colaboraron la
la librería cafetería El Principito Cóctel de Isla Antilla y librería Central de Chipiona.
En es Chipiona donde sorprendemos a Gallardo para hablar de su novela, de lo divino y de lo humano.
¿Por qué ese salto histórico tan grande entre tu primera novela, El rock de la calle Feria ambientada en el Siglo XX y “La última noche” en la Sevilla y Marrakech musulmanas del Siglo XII?
Efectivamente es un cambio brusco, un salto sin red, pero me apetecía mucho contar esta historia que tenía en mente desde hace muchos años, desde que investigaba la medicina de al-Ándalus que lo hice primero en un tono académico para mi tesis doctoral, que no llegué a finalizarla, y vi como poco a poco que todo este material se convertía en narrativo y estaba pidiendo de alguna manera convertirse en ficción y yo la considero igual que la anterior pero soy partidario que el estilo de la novela vaya adecuado al tema y no al autor.
Una pregunta obligada siempre es qué de la personalidad del autor se refleja en cada novela, en El rock de la calle Feria evidentemente era una novela actual de la música, de los ambientes, de los años 70, del rock andaluz, muy acorde a la época en la que le ha tocado vivir, pero la Sevilla y Marrakech musulmanas, ¿qué tienen de Paco Gallardo?
He paseado muchísimo por lo que sería el recorrido de la Sevilla almohade, me la he imaginado, viajé a Marrakech, estuve una semana localizando lo que yo ya pensaba contar. Entonces para mí son dos ciudades que me parecen muy literarias. De hecho en la literatura Elías Canetti tiene un libro precioso que se llama Las voces de Marrakech. Son dos ciudades muy literarias como tema, en cierto modo las dos ciudades para mí se parecían mucho en esa época, fueron referente personajes de la novela más que escenario y además pertenecen a mi universo particular personal y cultural .Soy un enamorado de las dos ciudades y efectivamente así lo reflejo.
Leyendo esta novela se va uno dando cuenta que hay detrás un guión cinematográfico propio de Las mil y una noches….
Sí, a mí me gusta mucho la narrativa árabe contemporánea e incluso la novela actual islámica conserva como un guiño, como un reconocimiento a aquella Mil y unas noches que fue el comienzo de toda una tradición de la literatura en el Oriente y Occidente islámico. En cierto modo le hago un pequeño homenaje a esa sonoridad a ese lenguaje tan plástico cuasi cinematográfico que tiene la literatura árabe y es verdad, hay algunas gotitas que recuerdan a las mil y una noches.
Ha sido premiada con el Premio Ateneo de novela histórica ¿esperaba que en tan corto espacio de tiempo una obra suya, la segunda, fuese galardonada?
En absoluto, fue una agradable sorpresa porque me consta que había novelas de calidad. Y la presenté como una vía de salida para la novela porque solo con publicarla estaría contento. Coincidió en que además las bases del concurso estaban acorde a ello aunque la novela ya estaba escrita previamente sin ánimo de presentarla a ningún concurso.
Hablamos de una novela histórica pero ¿qué frontera hay entre la pura ficción, la licencia literaria y el rigor histórico?
Son dos mundos divididos, en un lenguaje podemos decir oculto de la novela que se manifiesta, es decir los datos de los varones son completamente reales de las crónicas de la época. Sobre todo me he guiado por las crónicas más directas, las que escribieron los propios almohades de los varones de la familia Avenzoar y los datos de Sara, la protagonista, de su madre y de las demás mujeres son ficticios porque solo conocemos que existieron, que se dedicaron a la medicina y poco más.
Estamos hablando entonces de una sociedad machista…
Sí, es una sociedad en la que la mujer no existe, está en un segundo plano, al igual que sucedía en la sociedad cristiana y judía. Las crónicas no recogen las huellas de las mujeres y esta novela en cierto modo lo que hace es reivindicar esta historia no escrita de Sara Avenzoar que en realidad fue una médico musulmana de finales del Siglo XII, que vivió entre Sevilla y Marrakech y se dedicó a las mujeres del harén del califa.
¿Cómo es posible que un escritor como usted desde la perspectiva del Siglo XXI y siendo un hombre pueda adentrarse tanto en el alma femenina?
Ha sido un juego y un reto ponerse en el alma de una mujer a ver como interpretaba los hechos que la historia protagonizada por varones le iba ofreciendo. Ha sido lo más complicado y lo más divertido de la novela. En cierto modo el narrador puede jugar a disfrazarse de mujer como lo hacía la protagonista de hombre para poder montar a caballo y recorrer Sevilla y Marrakech que le estaba prohibido recorrer de otro modo.
Es una novela de muchos personajes, no sé si llamarla coral, más de 45 personajes todos con nombre extranjero, de qué forma consigue Paco Gallardo que el lector cuando comienza a leer no deje la novela en la segunda página y llegue hasta el final con interés.
Sí era uno de los problemas que tenía para respetar que fuera una novela histórica, respetar los nombres de los califas, lo que le da verosimilitud a la novela es respetar los nombres. No obstante hay recursos técnicos para ir recordándole al lector quien era cada uno y no se perdiera. Yo creo que se puede leer sin dificultad
Hablamos del Siglo XII, ¿Cómo se pudo permitir que una mujer pueda ser médico en esa época?
Solamente se conocen en toda la historia de al-Ándalus dos casos los de Sara Avenzoar y su madre y luego ya en la Granada nazarí, dos siglos después, también tenemos constancia de una mujer que se dedicó a la medicina. Otra cosa era el curanderismo o las parteras pero lo que es la medicina desde el punto de vista de la herencia griega que tradujeron los árabes de Galeno, de Hipócrates, ese conocimiento científico de la medicina solo se conocen estos casos.
Aunque está ambientada en el Siglo XII la novela nos transporta constantemente al Siglo XXI con conceptos actualmente vigentes. ¿Qué hay de vigente y diferente en la novela?
Yo quería seguir salvando las distancias y con todo respeto el modelo de novela histórica de Marguerite Yourcenar, por ejemplo Las Memorias de Adriano, es decir una novela por ser histórica en el tema no tiene que ser o dejar de ser una novela actual. Hay que conjugar el dato histórico con lo que sería la ficción contemporánea y eso es lo que pretendía que fuera una novela también hablada .Además una novela que ha coincidido su gestación con todo el proceso de la crisis, el avance, las malas noticias y yo quería que la novela contrarrestara ese pesimismo, que fuera vitalista, pujante, de creencia en la vida.
Sara Avenzoar no es una personaje épico, no es una heroína al uso, es una persona, una mujer con sus luces y sus sombras.
Sí, yo pensaba también en eso, no quería hacer un arquetipo de mujer perfecta ni mucho menos sino con todas sus virtudes y sus defectos, sus grandezas y miserias, pero sí una mujer que al final de su vida y por su profesión de médico se hace enormemente solidaria, incluso con aquellas mujeres que le quieren hacer daño, pero en todo lo demás es una mujer absolutamente normal en el sentido de sus debilidades y de su fortaleza.
Situar la acción en Marrakech pero sobre todo Sevilla, ¿es un homenaje a la tierra que lo vio nacer?
Era necesario, estamos muy acostumbrados a oír de la majestuosa Córdoba califal, la Granada nazarí con la Alhambra y esa maravilla arquitectónica y entre medio de esas dos épocas y dos ciudades está la Sevilla almohade de un gran esplendor en aquel momento en que Sevilla con Marrakech era el centro del mundo. Era el centro del imperio almohade con la arquitectura más avanzada, la Giralda se construye con una tecnología muy avanzada para la época. De hecho ha resistido todos los terremotos habidos y por haber. En aquel momento los arquitectos viajaban a uno y otro lado del estrecho, los albañiles, carpinteros, junto a los ceramistas de Triana que hacen el ladrillo y única a la Giralda con innovaciones y, al mismo tiempo el ejército almohade está empeñado en su avance y expansión del imperio cuyos botines de guerra le dan el dinero para estar construcciones. Me pareció muy interesante ese momento de las dos ciudades y que además coincidió con la edad de oro de la medicina en al-Ándalus con el propio abuelo de Sara Avenzoar que fue el gran médico clínico de al-Ándalus, no lo fue Averroes ni Maimónides, fue Avenzoar el médico práctico por excelencia y dejo escritos textos que han llegado a las universidades europeas hasta el Siglo XVII. En 50 años ocurre todo eso.
Si esta sociedad era tan maravillosa, ¿lo que vino después era mediocridad?
Es uno de los grandes debates e hipótesis, bueno hay de todo, lo que sí es cierto que el nivel que alcanzó esa civilización en cuanto a cultura científica y médica fue muy alto. En cuanto a la decadencia, hay quien habla de motivos religiosos, otros de puramente políticos, otros que el cese del mestizaje provocado por el final de la convivencia entre los moriscos y los cristianos también influyó en el aislamiento de las dos sociedades. La teoría que más defensores cuenta es que no hubo un renacimiento de la cultura islámica. Es complejo pero es evidente que luego hubo una decadencia desde el punto científico y cultural grande.
¿Quién puede curar las heridas del alma si la medicina no puede como se dice en la novela?
Una buena médico como intentó ser Sara Avenzoar o su madre. Su madre en concreto gozó de mayor fama como medico reconocida, incluso médicos varones le pedían consejo sobre enfermedades masculinas. Una buena palabra a tiempo, un buen diagnostico no puede curar completamente pero sí puede aliviar bastante las heridas del alma. Yo creo que se está perdiendo la práctica de un tipo de medicina humanista, hemos vendido todas las tecnologías y nos hemos olvidado quizás de lo más importante que es acercarse a su paciente.
Usted dice que personalmente se encuentra muy a gusto escribiendo, ¿quizás eso sea una terapia para curar las heridas del alma?
Sin duda, yo creo que es una terapia, es algo totalmente aconsejable independientemente que se publique o no. En el momento de hacerlo, cuando se está escribiendo yo creo que hay hasta una regulación fisiológica, el tema de la adrenalina, de las hormonas, cuando se está creando algo que no existía independientemente de su calidad.
Los médicos que aparecen no son unos médicos cualquiera sino poetas, ¿cómo se logra el casamiento de la poesía con la ciencia?
En aquel momento concreto el tío de Sara Avenzoar Abu Bark fue más reconocido como poeta que como médico. Como médico nos dejó un tratado sobre enfermedades de los ojos pero como poeta incluso escribió unos poemas anónimos en los que ironiza sobre la cirugía de su padre e incluso como polemista tenía fama y se habla de que fue uno de los personajes precursores o instauradores de la jarcha de la poesía árabe más autóctona de al-Ándalus. Sus poesías están recogidas en las antologías de Emilio García Gómez, de los estudiosos más importantes y curiosamente se habla de él más como poeta y no de médico.
¿Por qué el título de La última noche?
En principio era un homenaje a un verso de poeta palestino Mahmud Darwish muy hermoso sobre al-Ándalus y que se interroga donde estuvo al-Ándalus y yo lo recojo en la novela, estuvo en la tierra o en el poema, es decir una realidad o una invención y he intentado no dejarme llevar por esa imagen mítica pero al mismo tiempo que fuera muy real, entonces la imagen de Darwish sobre al al-Ándalus es la última noche en esta tierra y lo homenajeo.
Hay una preocupación constante sobre la quema de libros y la cultura en general, ¿por qué en tantas sociedades los gobernantes se preocupan tanto en quemar los libros, que culpa tienen los libros?
Sí, la biblioteca de Alejandría mismo 400.000 volúmenes arrojados al fuego. Averroes sufrió la quema y contempló con sus propios ojos delante de la Mezquita de Córdoba cómo quemaban sus textos filosóficos. Es muy recurrente en la historia, yo creo que cuando se pierden razones pues se utiliza el fuego y eso ha pasado en todas las culturas, cuando se es incapaz de imponer la razón se impone la barbarie y el fuego
¿Qué hay de nexo entre Francisco Gallardo y Sara Avenzoar aparte de ser médicos?
Está el reto difícil de un personaje femenino, está en común la vivencia que ella es médico pero yo creo que gran parte de lo que es la filosofía o el sentido del pensamiento médico que Aristóteles ya en Grecia instauró se ha ido transmitiendo e incluso persiste. Todo lo que es la idea de la medicina como un pensamiento integral y no como una ciencia puramente técnica que se olvida del hombre. Todo eso yo creo que los médicos, en concreto Avenzoar, Maimónides y Averroes intentaron recogerlos. Tanto que Maimónides y Averroes se pasaron entre comillas en ese aspecto y Avenzoar los recriminó en ese aspecto y se dejaran de tanta filosofía y se dedicaran a curar a la gente.
Se habla en la novela del ejercicio del poder, de ese poder que le parte el alma a los que lo ejercen y cabría preguntar ¿qué paralelismo hay en el ejercicio del poder entre la Sevilla y la Marrakech musulmana con ese poder de la sociedad actual?
Desgraciadamente hay muchas similitudes, vemos como hay denuncias por irregularidades administrativas, corrupciones, es decir el ser humano en muchos aspectos no ha avanzado. Las instituciones la lucha por el poder podemos decir, la guerra como consecuencia de enfrentamientos entre facciones incluso almohades o gente de la misma religión, eso es una constante en toda la historia que yo creo que no depende de la religión, del pensamiento e incluso desgraciadamente de la cultura. No hace tanto tiempo que se quemaron millones de libros en Bagdad con una impunidad absoluta, parece que no hemos avanzado en ese aspecto
En la novela se establece el derecho a ser rebelde, ese derecho en el Siglo XII ¿también lo es en el Siglo XXI?
Sin duda alguna y los acontecimientos lo están demostrando, rebeldes pero con causa en este caso o bien los ciudadanos adoptamos una actitud crítica o seguimos asimilando todo ese tipo de cosas que nos están llegando. Lo que antes era válido ya no lo es, nadie sabe bien quien maneja los hilos, quien da las órdenes, yo creo que hay que tener una conciencia crítica. Ahora es un momento malo y lo mas recortable es la cultura y eso es muy peligroso, vamos a una sociedad práctica en el sentido que el pensamiento no tenga cabida de hecho no hay pensadores ni grandes filósofos que nos digan y abran puertas para superar las teorías puramente económicas que nos están mandando.
Quizás tengamos que volver a los clásicos.
Evidentemente a lo mejor haya que releer a los clásicos si no somos capaces de provocar alternativas, yo creo que una de las grandes alternativas siguen siendo una apuesta por la cultura
¿Cómo puede compaginar esta vertiginosa promoción de la novela con su profesión de médico?
Intento que no se resienta la consulta, yo nunca pensé que iba a recorrer España con el libro como anteriormente lo hice con el baloncesto pero lo primero son los pacientes
Aparece la casa contigua.
Es una metáfora pero desgraciadamente muy real. Por ejemplo a mi me asusta mucho la falta de compasión que veo. Yo creo que gran parte de la población tiene valores en este sentido pero vivimos un poco despistados, yo creo que hay que volver a esos valores puramente humanos ayudar a la persona que está al lado que intenta como tu vivir lo más dignamente posible. Entonces la casa contigua es una metáfora del sitio donde todavía no han entrado los tsunamis a arrebatar esos valores humanos.
Textos de apoyo
Francisco Gallardo.-
Francisco Gallardo Rodríguez es médico de profesión, especialista en Medicina y Traumatología del Deporte. Ha desarrollado su carrera profesional en el Caja San Fernando de baloncesto, en la selección española de baloncesto, en el Club Sato Sport, en el Centro de Alto Rendimiento de la Cartuja, y durante veinticinco años ha investigado acerca de la Medicina en Al-Ándalus, lo que le llevó a crear su segunda novela “La última noche” donde este autor ha querido recrear la Sevilla almohade.
Sinopsis:
Al final de su vida, en el año 1195 de los cristianos y 589 de la Hégira, Sarah Avenzoar —nieta del famoso médico Abu Marwan Avenzoar y médico ella misma— rememora su infancia en Sevilla, rodeada de tratados de poesía y medicina: allí conoce a su abuelo Abu Marwan, recién llegado del destierro, y al ilustre Averroes, ante quien se hace merecedora de la iyaza, el permiso para atender y curar a mujeres y niños. Con el paso de los años Sarah se desplaza a Marrakech y ejerce la medicina en el harén del califa, donde se verá envuelta en las intrigas políticas entre almohades y almorávides, y en las no menos peligrosas intrigas de las mujeres del harén, algunos de cuyos secretos podrían acarrearle la muerte. Basada en el personaje histórico de la nieta de Avenzoar, La última noche es un viaje a la Andalucía del siglo XII y al imperio almohade que desde Marrakech gobernaba las dos orillas del Mediterráneo, un mundo fascinante donde la suntuosidad de Las Mil y Una Noches se mezcla con un inusitado desarrollo técnico y quirúrgico, de la mano de una de las primeras mujeres que practicó legalmente la medicina. Pero ninguna medicina puede curar las heridas del alma…
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