Crítica de cine:»Margin call»

Crítica de cine:»Margin call»

MARGIN CALL

USA, 2011
Dirección y guion: J.C. Chandor.
Fotografía: Frank G. Demarco
Música: Nathan Larson.
Intérpretes: Kevin Spacey, Paul Bettany, Jeremy Irons, Zachary Quinto, Penn Badgley, Demi Moore, Mary McDonnell, Stanley Tucci, Simon Baker.


“Margin Call” es un término de economía que puede traducirse como “llamada de margen”, y es un toque de atención que le da un bróker a su cliente cuando sus operaciones bancarias van a provocar a un saldo negativo. El nudo de esta película comienza cuando un joven analista de un banco de inversión descubre, haciendo números, que los activos de la empresa no van a valer nada en el futuro.

Los protagonistas de esta cinta son los primeros en ver lo que se avecina: fluctuaciones de valor que indican que los paquetes de inversión que se están moviendo por el mundo contienen hipotecas que no van a valer nada. Son como un grupo de turistas playeros que ven acercarse un tsunami antes que nadie, y lo que deciden es salir corriendo sin perder el tiempo en avisar a los demás. Se trata de vender todos los activos de la empresa en una sola mañana, con rapidez y alevosía, antes de que los clientes adviertan que están comprando estiércol.

La consigna del jefe carece de escrúpulos: “Disparad a todo lo que veáis: brokers, traders, clientes, y hasta a vuestras madres si quieren comprar”. El retrato de esta banda de tiburones es demoledor; saben que van a inundar el sistema financiero con estiércol, y que a partir de ahí se va a producir una crisis que no tiene parangón en la historia de la economía. Pero para ellos lo importante es salvar el trasero y, de paso, enriquecerse con la venta de bonos-basura.
Estamos en las horas previas al estallido de la crisis mundial, y “Margin Call” nos cuenta los hechos con dureza y sin contemplaciones, filmada casi enteramente en oficinas, despachos y salas de juntas, apenas hay exteriores que nos hagan respirar, es imposible huir del olor nauseabundo de una especulación tan atroz y absolutamente egoísta.

La cinta se centra en una galería de arquetipos del sistema financiero: los jóvenes oficinistas que temen por sus puestos de trabajo (entre ellos Zachary Quinto), el director bancario (Kevin Spacey) que aún conserva algo de su ética (aunque se doblega ante las órdenes que vienen de arriba), el gran jefe de la corporación (Jeremy Irons) que lo ve todo con una mezcla de cinismo e indiferencia, la jefa de control de riesgos (Demi Moore) incapaz de haber podido predecir el desastre,…. Todos están magníficamente dibujados en una serie de secuencias cargadas de tensión y diálogos afilados. Y pocas veces una película consigue reunir a un grupo de actores y actrices tan espléndidos, además de hacerlos brillar de una forma especial. Irons, Spacey, Moore, Paul Bettany y Stanley Tucci encuentran aquí un formidable guión que les permite lucirse en cada uno de sus enfrentamientos. Es uno de esos recitales interpretativos que se ven poco en el cine actual.
En suma, un agudo y certero retrato de cómo se orquestó la mayor crisis económica vivida por el ser humano.

Jaime Fuertes

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