Chipiona
Chipiona es un pueblo de unos 17.000 habitantes, cifra que aumenta en demasía en los meses de verano, llegando a alcanzar 200.000.
Su origen se remonta a los romanos (Caeponis). La denominación deriva de un antiguo faro situado en la boca del río de Guadalquivir y fue construido para que los barcos escaparan de los peligros de la piedra de Salmedina.
Ya que la historia de mi pueblo está ligada con un faro, comenzare hablando del faro que es el que alumbra a todos los barcos que van al puerto marítimo, a los cruceros que pasan por ahí, y también a todas las personas que paseamos por el paseo marítimo que nos ilumina en las noches oscuras y nos guía también cuando en nuestro interior lo que predomina es la penumbra.
Se comenzó a hacer en 1863 y en 1867 empezó a iluminar. Se elaboro con piedras extraídas de la cantera de Chipiona y la lámpara es halógena que está rodeada de un cristal.
Es el más alto de España, el tercero de Europa y el quinto del mundo, con 72 metros sobre el nivel de mar y 69 metros sobre el terreno hasta la estructura de la linterna, con un total de 344 escalones. Se construyó sobre la Punta del Perro, para indicar la entrada del río Guadalquivir. De los 170 faros existentes en España sólo 20 son aeromarítimos, formando parte de los mismos el de Chipiona desde 1.956. Los faros así denominados se caracterizan por servir de ayuda a los aviones
A nivel nacional, Chipiona es bastante conocido gracias a Rocío Jurado, que llevaba el nombre de su pueblo y de su Virgen de Regla allá por donde iba. Por este motivo y también por ser la más grande de la canción española, hay un monumento en su honor en el puerto marítimo
A la entrada del Puerto Deportivo Pesquero, a la espalda del Río Guadalquivir y el Parque Nacional de Doñana, mirando al barrio que la vio nacer y en la Avenida que lleva su nombre, se encuentra este monumento, esculpido en bronce y piedra por Juan de Ávalos, quién se lo regaló a la cantante y ésta a su vez, decidió concederlo al pueblo, siendo inaugurado el 19 de agosto de 1.994. Una estatua de 2,40 metros de altura, encontrándose rodeada de pilastras de 8 metros
Tras la medalla de oro al Mérito Turístico, concedida en Chipiona por su labor gratuita de promoción por todo el mundo de nuestra localidad, a esta mujer se le denomina”la fuerza”, “el poderío”, “la artista”, “la más grande”, “la cantaora”, “la voz”, etc., pues se atreve con todos los palos del flamenco, desde bulerías a seguidillas; y baladas, coplas, rancheras y blues, tanguillos, romances, peteneras.
El pueblo de Chipiona se volcó para dar el último adiós a su vecina más conocida y querida en todos sitios, sin necesidad de conocerla.
Y de la gente quiero destacar su simpatía, su sencillez, su buen trato con el desconocido y sobre todo, el cariño con el que trata si llevas toda tu vida en una ciudad veraneando. De todas estas personas, quiero destacar a las de la frutería de mi esquina, sobre todo a Moni, a Aurora y a Antonio que tanto se preocupan porque te lleves todo en buenas condiciones, gente honrada, gente que se dedica al campo y al mundo de las flores. Se os echará de menos a la hora de hacer mandados en Jerez y Sevilla.
A la entrada del pueblo podemos ver numerosas naves que organizan las empresas que tienen las flores de diferentes colores. En primer lugar, tienes que comprar la plantera, que vienen de Holanda. Una vez que llegan hay que sembrarla.
En el caso especial de los claveles, hay que echar agua y productos químicos para que no le entre ninguna enfermedad. La tierra tiene que ir con abono que viene de Argelia.
En cuanto al comercio de las flores, hay que resaltar que se forman ramos de 20 y que normalmente se exportan las de primera calidad porque dan más beneficios. Holanda es el país más importante en esta industria, y es el que mueve todo los hilos.
Sin embargo, los últimos inviernos la gente se encuentra que no tiene nada que hacer, ya que las tierras están muy explotadas, hay nuevos mercados como Marruecos y Chile, y además el trabajo es muy explotado y se gana realmente poco, lo que hace que la gente busque otros medios para ganarse la vida y el trabajo más frecuente de la gente de Chipiona esté desapareciendo.
Cambiando de registro totalmente, en el centro de la ciudad nos encontramos con la Iglesia de Nuestra Señora de la O que fue erigida en el año 1.579 y de estilo gótico.
En el siglo XVIII el estilo gótico desaparece y se transforma al barroco. A partir del año 1.724 es cuando se comienza a confeccionar el inventario de las alhajas y ornamentos existentes de los cuales destacan el copón de plata grande repujado con taza interior que forma una pieza independiente, y que hoy día se conserva en buen estado. Cabe destacar también una caja dorada que sirve para el Santo Viático y a dos cruces de plata procesionales, una grande y otra más pequeña, y tres anforitas de plata para los Santos Óleos.
Como todas las iglesias antiguas, nos podemos encontrar con zonas donde se enterraba la gente, ya que no tenían por aquel entonces cementerio.
Bueno ya que estamos al ladito del centro de Chipiona, de la Calle Isaac Peral, bautizada por todo el mundo como Sierpes, en el Ayuntamiento es donde se realizan las botellonas de verano, un espacio que está muy bien para los jóvenes, pero que es un poco incoherente en una ciudad, pero bueno, en un pueblo se admite todo.
Y ya llega lo realmente especial para el que les escribe. Le invade una serie de sentimientos y de sensaciones que se las iré contando junto a la historia, como he ido haciendo a lo largo del escrito.
Me toca hablar ahora de la Iglesia de Nuestra Señora de Regla.
El Padre José Lerchundi fue quien fundo el colegio de seminaristas de regla. La casa estaba vacía, la refundó y la convirtió en centro de misioneros para enviarlos a Marruecos y tierras santas. De aquí deducimos la importancia que tuvo este franciscano, cuya estatua podemos ver delante de la iglesia.
La iglesia era pequeña, pero la llegada de 100 frailes hizo la necesidad de reformarla.
La iglesia se inauguró en 1908 y es de estilo neogótico.
El humilladero es del Siglo XVII y representa la leyenda de la Virgen, que arranca de San Agustín, la trajeron de África, se perdió y se encontró dentro de un pozo, en la Reconquista en León.
Con la Reconquista los castillos perdieron el valor de defensa y se convirtió en una iglesia.
La talla de la Virgen llegó aquí porque al ser tan chica, los soldados la llevaban en los carruajes de batalla para orarle.
La casa de la espiritualidad empezó en 1996 y se dan cursos de formación, convivencias, colegios a los que se da formación profesional.
La imagen de la Virgen es una escultura sedente, cuya antigüedad se remonta a los siglos XII-XIII. Tiene 62 centímetros de altura en madera policromada. Lo que llama la atención es que tiene el Niño de pie, apoyado en la pierna izquierda y no sentado en el regazo.
El nombre se debe a que la Catedral de León se llama Regla.
La ubicación en la desembocadura del Guadalquivir contribuyó a propagar su devoción y fue llevado por los navegantes y por los mismos misioneros de la comunidad a lugares lejanos.
La Virgen de Regla tiene un significado personal, ya que la gente que la ve año tras año le pide por el niño que ha nacido, por familiares que han fallecido, y muchos enfermos la van a visitar. Muchos son los milagros que conozco y he leído en el libro de la novena, pero de eso trataré en otra ocasión.
Para mí esta Virgen negrita significa mucho. Me siento muy arraigado con esta Iglesia, son muchas cosas por las que he pedido o dado las gracias, son muchas confesiones con Dios y son momentos de reflexionar y de encontrarte contigo mismo. Sé que suena un poco cursi o incomprensible para la gente que no cree, pero yo siento eso y he de confesar que este año en la recogida de la Virgen lloré bastante de emoción, recordando muchos momentos a lo largo de mi vida y con el presentimiento de que el año que viene no iré a Chipiona, no sé si por motivos de prácticas en radio que las quiero hacer ya, o por razones de salud por mi abuela.
Y es que el día 8 de Septiembre está cargado de gran emoción para la gente de Chipiona y de otras ciudades, que van en masa a ver a su Virgen y a pedirle a ella. Mucha es la fe que se respira en la procesión, que tiene el magnífico cierre de fuegos artificiales a las 12, sinónimo de fin de verano y de tener que regresar a casa. Es indescriptible lo que se te pasa por la cabeza y el corazón, hay que estar ahí para darse cuenta de lo que estoy escribiendo.
Y ya por último la Playa de Regla, mi playa favorita donde tantas y tantas cosas he vivido.
Para mí, este lugar está cargado de un gran sentimentalismo, de muchos momentos vividos aquí y de muchos comienzos: comenzar a andar, comenzar a correr y deambular a lo largo de la playa, comenzar a jugar a las palas y al fútbol, comenzar a ir con amigos y con padres, comenzar a ir con amigos sólo, comenzar a conocer chicas, comenzar a sentir cosas por otra persona, conocer a mi primer gran amor de verdad que es un sueño imposible, pero que a pesar de ello siempre estará en un lugar de mi corazón…
En definitiva, el paso de bebe a niño, de niño a adolescente, de adolescente a adulto. La playa ha sido testigo de mi crecimiento, de ser cómplice de ser quien soy y de conocer a tanta gente que me quiere y que son mis amigos y poder saber que siempre estarán aquí.
Tanto que agradecer por caer en esa calle Mero, conocer a Alfonso y María que significan tanto para mí. De niño jugando con la pandilla a lo largo de la manzana, y niños que ya hemos perdido el contacto por la diferencia de edad, por mudanzas u otras cosas.
Gracias a Chipiona por haber tenido la suerte de veranear aquí durante 19 años más. Espero que pase muchos más y de que siga teniendo miles de vivencias personales y de sueños aún por cumplir.
José Manuel Gamero Rubio
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